La práctica clínica online ha supuesto una oportunidad de crecimiento para muchos psicólogos, pero también ha traído nuevos retos: aislamiento profesional, sobrecarga emocional y difuminación de límites entre lo laboral y lo personal. El autocuidado ya no es una sugerencia: es una necesidad clínica y ética.
Síntomas del burnout en psicólogos online
El burnout —síndrome de desgaste profesional— puede presentarse como fatiga crónica, insatisfacción, despersonalización o dificultad para concentrarse. En el formato online, estos síntomas pueden pasar desapercibidos al no contar con espacios físicos compartidos que ayuden a detectar cambios en el estado emocional del profesional.
Factores de riesgo en la práctica virtual
Al trabajar desde casa, los límites físicos y psicológicos entre el entorno personal y laboral se difuminan. Es común que los psicólogos online:
- Atiendan pacientes fuera del horario pactado.
- Respondan mensajes o correos a deshoras.
- Realicen sesiones sin pausas entre ellas.
- Se aíslen del contacto con colegas y supervisores.
Además, la exposición constante a pantallas puede generar fatiga visual, problemas posturales y reducción de la calidad del sueño.
Estrategias de autocuidado y límites saludables
- Definir un espacio físico exclusivo para la consulta: aunque sea un rincón delimitado, ayuda a separar roles.
- Establecer horarios fijos y respetarlos, tanto para sesiones como para tareas administrativas.
- Incluir pausas entre sesiones, permitiendo al cuerpo y la mente respirar.
- Practicar técnicas de regulación emocional: mindfulness, escritura reflexiva o movimiento consciente.
- Supervisión o grupos de intervisión, al menos una vez al mes, para compartir dudas, inquietudes y evitar el aislamiento clínico.
Importancia de la supervisión clínica
La supervisión no solo es formativa, también es protectora. Un espacio donde el terapeuta puede sentirse acompañado, validar su experiencia y trabajar sobre casos complejos o situaciones que le afecten emocionalmente.
Conclusión
Ser psicólogo online implica acompañar a otros desde la distancia, pero también estar atentos a nosotros mismos. El cuidado personal es un acto de responsabilidad profesional y una muestra de coherencia terapéutica. Cuidarse no es un lujo: es parte del trabajo clínico.